Discapacidad Intelectual
La discapacidad intelectual, antes denominada Retardo mental, se expresa antes de los 18 años y tiene origen tanto biológico (Daño Orgánico) como ambiental (falta de estimulación intelectual en el entorno), siendo este último factor muy frecuente.
Ésta refiere a las dificultades que presenta un niño o joven para hacer uso pleno de sus funciones cognitivas, adaptarse socialmente, interpretar códigos conductuales, proceder desde un sentido común, desarrollar conductas de autocuidado, interpretar situaciones de riesgo y para desenvolverse con autonomia en diversos ambientes, y cuya capacidad intelectual se observa inferior al desempeño promedio de la población.
La capacidad intelectual es categorizada en distintos niveles y se determina mediante la aplicación de un test psicométrico intelectual (WAIS, WISC, etc). Cuando los resultados de uno de estos test arroja un desempeño bajo el promedio general, es decir, inferior a lo que que rendiría una persona promedio, se concluye que el o la examinada tiene Discapacidad Intelectual, rango que comprende a su vez subrangos:
* Discapacidad Intelectual Leve
* Discapacidad Intelectual Moderada
* Discapacidad Intelectual Profunda
* Discapacidad Intelectual Severa.
Dentro de las discapacidades intelectuales, la Discapacidad Intelectual Leve generalmente tiene sustrato en el ámbito social, teniendo mayor prevalencia en los estratos sociales bajos, cuyas familias presentan baja escolaridad, analfabetismo, mínimo vinculo con las temáticas escolares, etc. En el área educativa esta subcategoría es asociada a las dificultades de aprendizaje permanentes, sin embargo hay evidencia que demuestra que es una condición que puede derivar a un rango más alto, así las probabilidades de superar esta discapacidad aumenta ostensiblemente en la medida que se le de apoyo al niño, especialmente pedagógico, dado que las capacidades cognitivas están conservadas o no se observa daño orgánico irreversible que interfiera en el proceso de aprendizaje, sino más bien se trata de casos que no han sido estimulados adecuadamente en sus ambientes familiares ni escolares ni han recibido apoyo sistemático ni consistente para enfrentar las demandas pedagógicas.
Cuando la discapacidad intelectual tiene origen en aspectos orgánicos (por daño neurológico, episodios severos de epilepsia en la infancia, meningitis, etc.), la mayoría de las veces la discapacidad va de Moderada a Profunda, en estos casos el niño puede ser resistente a las intervenciones, es decir, presenta mayor dificultad para revertir las limitaciones para acceder al aprendizaje, aunque también podría evidenciar progresos si recibe apoyo adecuado, aunque los avances pueden apuntar a mejorar cuestiones básicas del desarrollo, pero no a una nivelación propiamente tal en el ámbito escolar.